Ofer Ketter: "El mar es un estilo de vida"

Ofer Ketter se define a sí mismo como explorador global, fotógrafo y submarinista profesional y piloto de sumergibles. Este ciudadano del mundo, nacido en Israel, ha vivido en 10 países y visitado más de 50 por tierra y bajo el mar. Desde su hogar de Costa Rica nos habla, siempre sonriendo, de sus experiencias en el mar y de todo lo que ha aprendido bajo el agua.

¿Quién es Ofer Ketter?
Me considero un ciudadano del mundo y una persona muy conectado a la naturaleza, a la comunidad y a la gente que me rodea. Me mueve la forma en la que percibo la vida y el día a día. Aunque nací en Israel, a los 6 meses ya estaba viviendo en Estados Unidos. 
He vivido en más de 10 países pero, entre todos, Costa Rica siempre me llamó la atención. Llegué la primera vez en 2001 y estuve trabajando durante 6 años en la Isla de Coco. Después, en 2012 decidí construir aquí mi hogar y creo que será mi lugar definitivo para vivir.

¿Te consideras un submarinista que fotografía o un fotógrafo que hace submarinismo?
Mi vocación original fue desde siempre la fotografía, que considero una forma de arte. Empecé a trabajar como fotógrafo antes de hacer submarinismo. Esa parte subacuática empezó por la necesidad de generar ingresos uniendo lo que más me gusta hacer además de la fotografía, que es viajar.

¿Qué es lo que más te fascina del mar?
Para mí, el mar es un estilo de vida. En el mar no existen límites, fronteras ni barreras. Es la naturaleza en su estado más puro. En un océano sano, es la mejor forma de percibir y de conocer un mundo en el que no existe la intervención humana.

¿Qué te ha enseñado el mar?
El mar tiene su frecuencia, su propia vibración y energía. Después de estar bajo el agua durante casi 30 años, siento una conexión especial con esa energía y se leer el mar de esa forma.

¿Cuál ha sido la experiencia más especial que has vivido en el mar?
Sin duda, un encuentro que tuve en mar abierto con la Ballena Azul, el animal más grande del planeta. No te puedes imaginar la mezcla de emoción y explosión de energía que sentí al lograr bucear y fotografiar ese majestuoso animal. Es como cumplir el gran sueño de todo submarinista y muy pocos lo logran. 

También he de decirte que no se trata de suerte o casualidad. Detrás de ese encuentro existe mucho conocimiento, mucha experiencia y muchos días esperando verla por fin. Este encuentro mágico se produjo en 2014 en Costa Rica después de años de trabajo buscándola con yates, helicópteros, etc.

¿Alguna otra experiencia tan mágica como esta?
Sí, en la Isla de Coco, en Costa Rica también, buceaba con un compañero y ya regresábamos al barco madre cuando, de repente, empezamos a ver burbujas de un color extraño en el agua, delfines  y muchas aves sobre la superficie. Cuando pasa esto, siempre es un aviso de que abajo está sucediendo algo. 

Seguimos buceando, acercándonos a ese punto y, de repente, nos vimos envueltos en una especie de nube de líquido blanquecino a nuestro alrededor que, evidentemente, no era solo agua del mar. Al salir de esa nube blanca, ante nuestros ojos contemplamos atónitos y en directo el nacimiento de una cría de ballena jorobada.

No llevaba la cámara preparada en ese momento, pero te aseguro que esa imagen no se borrará nunca de mi mente ni de mi corazón y se que seguramente esta sí que es una experiencia que nunca volveré a ver.

¿Alguna para olvidar?
Está claro que con el buceo siempre existe un peligro porque no te encuentras en tu propio medio. Pero nunca he tenido una mala experiencia por culpa diríamos del mar o de algún animal. El peligro siempre viene de un exceso de confianza, de querer poner a prueba tus propios límites y decidir bajar más profundo o estar más tiempo cuando sabes que no deberías.

Tienes una serie de fotos fantásticas sobre los tiburones en las que se ve que te has acercado realmente mucho. ¿Tampoco junto a ellos has pasado miedo?
Existe un dicho entre los fotógrafos de naturaleza que dice: “Siempre quieres que el animal se acerque más”. Como todo, es cuestión de conocimiento, experiencia y de respeto profundo al medio y a los animales.

El tiburón blanco es una de las pocas especies que han sobrevivido en la Tierra durante millones de años porque, en realidad, están programados básicamente para comer y sobrevivir. 
Pero si tú sabes que el tiburón blanco caza a sus presas en la superficie del mar y que le suelen gustar animales con mucha grasa, bucear junto a ellos en el fondo marino, sin jaula ni nada, no me da miedo porque entiendo dónde estoy entrando, conozco sus hábitos y respeto a esos animales.

Háblanos sobre tu proyecto de submarinos. ¿En qué consiste?
En inglés cuando hablamos de submarinos nos referimos al aparato de tipo militar. Lo que yo piloto son “sumergibles”, pequeños submarinos con finalidades de viaje experiencial o para expediciones científicas.

De hecho, los inicios de estos sumergibles se iniciaron hace años con finalidades científicas ya que permitían realizar estudios del fondo marino sin necesidad de bucear. Para mí son una especie de helicópteros subacuáticos. 

Empecé a operarlos y pilotarlos en 2003 en la Isla de Coco. Son como una burbuja perfecta, diáfanos y transparentes, con oxígeno y sin estar expuestos a la presión atmosférica. Son perfectos para realizar safaris submarinos panorámicos y también para pararse en un punto del fondo y admirar y descubrir el ecosistema que te rodea. Yo como piloto he llegado hasta los 500 metros de profundidad.

¿Qué tipo de experiencias de viaje podemos disfrutar con estos pequeños submarinos?
En 2018 diseñé desde cero un viaje en sumergible por la costa italiana. Mucha gente ha viajado a Italia y conoce su historia, monumentos, arte, gastronomía, cultura, etc…pero, te aseguro, que descubrir el fondo marino de Italia cambió por completo la perspectiva y visión que mis clientes tenían del país. Fue como descubrir una “nueva Italia” antes sus ojos que nunca antes hubieran podido imaginar.

Navegábamos por la costa en barco e íbamos haciendo descensos con el submarino en lugares tan turísticos y conocidos por tierra como Capri o Cerdeña.

En el fondo descubrimos la contaminación de algas que sofocan los arrecifes, que los hay…Vimos actividad volcánica subacuática, especies desconocidas, barcos hundidos de la época de los romanos e incluso el radar nos mostraba una especie de sima que no era otra cosa que una gran montaña submarina formada por redes de pesca acumuladas a través de los años. 

Cuando ves todo esto bajo el mar, entiendes que la Tierra se queda pequeña en relación al agua y que, no en vano, el 70% de nuestro planeta está cubierto por mares y océanos, gran parte de los cuales están aún inexplorados.

¿Y a nivel científico?
En 2008-2009 participé como piloto en una expedición científica financiada con fondos privados en el Mar de Cortés, en la Baja California. Antes de bajar con los científicos, con mi compañero realizamos unos descensos de prueba para filmar el fondo. 

Aquella noche, los científicos del barco nos despertaron de madrugada para enseñarnos las imágenes que habíamos grabado. Sin ser conscientes, habíamos capturado una imagen de un mero a 180m de profundidad que el mundo científico había dado como especie extinguida hacía años. 

Al día siguiente volvimos a bajar y, como los meros son muy territoriales, no suelen moverse de su lugar, así que, ahí estaba, una especie que el mundo creía extinta y que nosotros habíamos reencontrado. 

¿Cómo ves el futuro de los océanos en el mundo?
Desde lo que yo he visto y desde mi experiencia en el mar, mi opinión personal es que, en el mar, el peligro no es el peligro hacia el océano sino hacia el humano que necesita al océano. Creo que el mar no va a extinguirse, pero el ser humano que depende de ese mar quizás sí. 

Para mí la palabra sostenibilidad tiene relación con aquello que se “sostiene”. Vivir en la costa y comer, por ejemplo, atún en la época del año que toca es sostenible pero que puedas comer atún en un restaurante de Suiza en cualquier época del año no lo es.

¿Cuáles son tus destinos favoritos del mundo para hacer submarinismo o bajar con el sumergible?
El primero, la Isla de Coco en Costa Rica, sin duda. Es el mejor ejemplo de realizar un “safari africano” subacuático. Siempre hay vida marina, acción, siempre pasa algo o descubres algo nuevo que antes no habías visto por muchas inmersiones que hagas. ¡Es fascinante!

Después las Islas Solomon, entre Papúa Nueva Guinea e Indonesia, con sus increíbles arrecifes de coral a cualquier profundidad. Y allí también existe un importante cementerio de barcos de la Segunda Guerra Mundial, ¡hay cientos de ellos en el fondo y es muy impactante verlos!.

El Mar Rojo, que tengo ganas de explorar con el sumergible y el Mediterráneo también me encanta pues siempre descubro cosas nuevas.

¿Qué has aprendido durante este tiempo spandemia sin poder viajar?
La pandemia me ha servido para redescubrir rincones de Costa Rica que desconocía y para disfrutar y paladear este maravilloso país que ahora es mi hogar.

Si te perdieras un día, ¿dónde podríamos encontrarte?
Seguramente en algún Cayo en las Bahamas…

Un destino para repetir
Alaska, sin duda. Me parece increíble el tipo de naturaleza virgen que hay allí. He viajado ya dos veces a ese destino y no me importaría repetir.

Tu próximo viaje
Si las circunstancias lo permiten, a explorar los fondos marinos de Fidji con el sumergible.