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Francesc Bailón: “Existe el Ártico y, luego, el resto del mundo”

Inge Serrano

Entrevisto a Francesc Bailón, que aparece en la pantalla de mi ordenador enmarcado por el fondo de su densa biblioteca, un espacio de conocimiento acotado que contrasta con el infinito horizonte de aprendizaje y sabiduría que para este antropólogo y viajero polar ha supuesto el Ártico desde aquel primer viaje que realizó allí en 2002, con el fin de encontrar o quizás, de reencontrarse, con sus queridos y admirados inuit.

Con más de 30 expediciones al Ártico a sus espaldas, este antropólogo cultural se dedica al estudio, investigación y divulgación de los pueblos árticos y de las culturas precolombinas. Ha viajado a más de 60 países. Ha recorrido una parte del desierto del Sáhara y del Gobi y también las cordilleras Altái y de los Andes. Ha escalado algunas de las montañas más altas de Europa y Asia y ha penetrado en las selvas de Borneo, Brasil, Ecuador, Guatemala o Vietnam.

Autor de numerosos artículos sobre las culturas árticas y de los libros: Los poetas del Ártico. Historias de Groenlandia (2012), Los inuit. Cazadores del Gran Norte (2015). Fue asesor cultural de la película “Nadie quiere la noche” (2015) de Isabel Coixet que narra la vida de la exploradora ártica Josephine Peary.

francesc bailón  groenlandia
Trineo de perros en la costa oeste de Groenlandia. Foto: Francesc Bailón

¿Quién es Francesc Bailón?
Soy una persona que constantemente quiere buscar nuevas experiencias, nuevas vivencias y considero que la vida es un continuo aprendizaje. Viajar, conocer, leer, compartir. Tengo esa inquietud del ser humano de nunca conformarme con lo tengo, buscar siempre mejorar como persona y una de las mejores maneras es aprendiendo de los demás.

¿Cuáles son tus referentes viajeros y exploradores?
Uno sin duda sería Knud Rasmussen porque él me abrió este mundo maravilloso que son los inuit. Leyendo sus libros empecé a conocer esta cultura. Me quedo de él con su extraordinario legado y cómo se integró en este pueblo pese a ser groenlandés.

Peter Freuchen, un explorador danés que fue el primer hombre blanco que se casó con una mujer inuit del norte de Groenlandia. De él me quedo con la parte literaria y romántica que hay en sus libros. Estos dos son los que más me han marcado en mi trayectoria como antropólogo especializado en culturas árticas.

Añadiría Fridtjof Nansen que entendió que explorar al Ártico no era simplemente un viaje o un reto, sino una manera de acercar esas regiones y de dar a conocer esa cultura a los demás. Para mí es el explorador polar más completo de la historia de la humanidad. 

Y, finalmente, también, Jette Bang, una exploradora danesa, fotógrafa y cinematógrafa que consiguió integrarse siendo mujer en un mundo patriarcal como es el de los inuit y dejar un legado de fotografías e imágenes que muestra su convivencia con ellos. Tuvo la capacidad, de una forma natural y espontánea, de dejar unas imágenes de primeros planos de los inuit que hasta aquel momento nunca se habían hecho y que, para mí, son una muestra de los valores universales.

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  • El explorador Knud Rasmussen, uno de los viajeros polares de referencia para Francesc Bailón
  • Peter Freuchen, del que Bailón se queda con la parte más literaria y romántica del mundo de la exploración.
  • Fridtjof Nansen, el explorador polar más completo de la historia de la humanidad según Bailón
  • La fotógrafa y exploradora danesa Jette Bang consiguió captar en imágenes la parte más íntima y cotidiana de los inuit. Foto: Jette Bang. Arktisk Institut

En tu web explicas que: “Todo comenzó en 1997, al descubrir que el pueblo inuit resolvía sus conflictos mediante canciones y poemas improvisados”
Yo había acabado la carrera de antropología y cayó en mis manos un libro titulado “Poesía y canto primitivo” de Cécil Bowra. Empecé a leerlo y ahí descubrí que los inuit resolvían sus conflictos internos mediante canciones y poemas. 

Fue así como me enamoré de ese pueblo que recurría a la violencia lingüística y no a la física para resolver sus conflictos a través de lo que se denominan “duelos cantados”. De hecho, los inuit dicen que “la lengua es el único instrumento que se afila con su uso”.

Me pareció tan fascinante que supe que tenía que ir a conocer a aquel pueblo. Hice un primer viaje en 1999 a Canadá y vi a los inuit por primera vez en Quebec pero el primer contacto real fue en 2002 en Groenlandia.

¿Cómo fue aquel primer viaje?
Una de mis primeras imágenes en Groenlandia fue ver a un inuit conduciendo un trineo de perros y hablando por el móvil, cuando ni siquiera yo tenía móvil. Tenían televisión de plasma en sus casas. Fue un gran contraste en relación a lo que yo había leído sobre ellos en los libros de los grandes exploradores de finales del s.XIX. Más que decepcionarme me entusiasmó el ver ese equilibrio entre dos mundos en una zona tan extrema como el Ártico.
 

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Antigua imagen que ilustra un "duelo cantado" del pueblo inuit
cazadores inuit groenlandia
Francesc Bailón con los cazadores inuit de noroeste de Groenlandia

¿Cómo son los inuit?
Los inuit son el ser humano en su estado más puro. Son uno de los últimos soplos de humanidad que le quedan al planeta. Son hospitalarios, amables, honrados, transparentes, honestos, no saben ni mentir. Todo lo contrario de lo que realmente es el mundo occidental. Los inuit te enseñan de dónde hemos venido y en qué nos hemos convertido en Occidente.

La mitología y la magia juegan aún un papel importante en su día a día...
Ellos han llegado a un sincretismo religioso. Han adaptado su religión tradicional basada en creencias animistas y rituales chamánicos a la introducción del cristianismo. Pero, por ejemplo, cuando ven una aurora boreal la siguen silbando para que se acerque porque creen que son las luces de sus antepasados muertos y quieren comunicarse con ellos.

En un cementerio inuit al lado de la cruz hay unas velas o farolillos que son la luz que, según ellos, necesitan los muertos para subir al cielo.

Además son ecologistas en potencia. Respetan el entorno, saben cuando tienen que cazar unos animales un otros, detectan e interpretan las huellas de la naturaleza. Viven totalmente alineados con los ciclos de la naturaleza. 

Todo esto se ha mantenido gracias a una tradición oral muy potente pero también tengamos en cuenta que el pueblo inuit fue el primero en erradicar el analfabetismo en la historia de la humanidad. En Groenlandia, por ejemplo, todo el mundo sabe leer y escribir desde hace 150 años.

"Los inuit son el ser humano en su estado más puro. Son uno de los últimos soplos de humanidad que le quedan al planeta"

¿Qué has aprendido de los inuit?
A ser mejor persona. A respetar la naturaleza en una de las condiciones más extremas del planeta. A valorar lo que es realmente importante. A vivir cómo son las relaciones entre las personas en su estado más puro. Una de las cosas que he aprendido es que los inuit, ante las adversidades, sonríen para exteriorizar las tensiones acumuladas. Entonces yo, aquí en Occidente, ante las adversidades intento sonreír siempre.

Como científico, ¿qué opinión tienes de lo que algunos célebres exploradores hicieron en su época como Peary trayendo un grupo de inuits a Nueva York o Amundsen que también adoptó dos niñas esquimales y se las llevó a su casa en Noruega?
Yo diferenciaría en este caso a Amundsen que aprendió de los inuit y, gracias a estos aprendizajes logró llegar al Polo Sur como siempre reconoció él mismo. El caso de Peary y otros ya es otra historia. Peary los esclavizó, los manipuló y los humilló solo para conseguir sus objetivos. Hay muchas historias donde los inuit se han visto muy afectados por este tipo de exploradores. Peary por ejemplo es persona non grata entre los inuit porque hizo barbaridades y hasta llevó unos inuit a Nueva York para ser exhibidos.
 

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Francesc Bailón asegura que de los inuit ha aprendido a ser mejor persona. Foto: Francesc Bailón
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"Nadie quiere la noche", película de la cineasta Isabel Coixet que narra parte de la vida de la viajera ártica Josephine Peary, magistralmente interpretada por la actriz Juliette Binoche.

En 2015 fuiste el asesor cultural de la película de Isabel Coixet “Nadie quiere la noche” basada en la vida de Josephine Peary, la primera mujer que viajó al Ártico. En sus libros de viaje, Peary describe una especie de “locura” o trastorno que afecta a las mujeres inuit llamado Pibloktoq, a parte de las condiciones de violencia física y machismo que padecían. ¿Ha evolucionado esto ahora de alguna forma?
La violencia de género sigue existiendo, igual que en todas las sociedades pero, en el caso de los inuit, viene motivada por un elemento externo que es el alcohol que ellos no metabolizan porque les falta una enzima. El alcohol, que fue introducido por el hombre blanco, ha creado un efecto devastador en la vida de los inuit.

Además, en el norte de Groenlandia, tienen 4 meses de noche oscura cada año que es algo terrorífico y muy duro de vivir. En el pasado esto les generaba sobre todo a las mujeres trastornos físicos y psíquicos en forma de depresión, el llamado Pibloktoq, que muchas veces acababan en suicidio.

Ahora tienen comodidades como la televisión que pueden hacer algo más llevadero ese periodo de noche oscura.

Tú que has viajado a más de 60 países, ¿Qué tiene el Ártico que te atrapa?
Para mí, está el Ártico y el resto del mundo. Al margen de ingredientes como las auroras boreales, los icebergs, el hielo, el mar congelado… para mí, el Ártico, es uno de los ecosistemas más frágiles del planeta pero, a la vez, uno de los lugares más vivos y cambiantes que hay. Cuando tú tomas una fotografía de un iceberg en el Ártico a los cinco minutos ese iceberg ya no está ahí.

¿Qué sientes en el Ártico?
Allí la soledad la sientes aunque estés acompañado. El silencio tiene su propio sonido. Es el lugar donde más frágil, indefenso y pequeño me he sentido ante la abrumadora naturaleza. He sentido miedo al abrirse el mar helado y caer al agua, cuando ha aparecido algún oso polar.

El Ártico te permite estar en un lugar como, por ejemplo, un glaciar que es tres veces el Perito Moreno y estar ahí solo y sin haber pagado una entrada.

¿Crea dependencia?
De hecho cuando estoy regresando de cada viaje al Ártico ya estoy pensando en volver pero no me quedaría allí porque viajar me encanta pero la docencia me apasiona. Necesito volver siempre a casa para divulgar todo lo que he aprendido en mis viajes. 

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Francesc Bailón con los pastores nenet de Siberia. Fotos: Francesc Bailón
francesc bailón viajero polar
Francesc Bailón en Beechey Island, Nunavut, Canadá.

Has estudiado otras tribus, culturas y países…. ¿De qué destinos nunca te cansarías?
Partiendo de la base que, al menos, el único lugar donde suelo repetir es el Ártico, intento conocer siempre nuevos destinos, nuevas culturas, nuevas tribus. Tras el Ártico, mis destinos preferidos serían Mongolia, Guatemala, Perú, Ecuador, Indonesia y Vietnam.

¿Tienes algún destino pendiente?
Mi destino pendiente más antiguo es Mali, al territorio de los Dogón, y otro que me llama mucho la atención sería Nueva Zelanda.

kazajos mongolia
Bailón con los kazajos de Mongolia
francesc bailón mongolia nómadas gobi
Tras el Ártico, Mongolia es el destino preferido de Francesc Bailón. En esta imagen, con los nómadas del desierto del Gobi.
quechuas del perú
Quechuas del Perú, otro de los destinos favoritos de Francesc Bailón
saami laponia finlandesa
Con los Saami, en la Laponia finlandesa
Con los Tsáchilas en Ecuador
Con los Tsáchilas en Ecuador
vietnam francesc bailón
Vietnam, uno de los destinos inolvidables para Bailón. Fotos: Francesc Bailón
"El Ártico es uno de los ecosistemas más frágiles del planeta pero, a la vez, uno de los lugares más vivos y cambiantes que hay"

¿Qué significa el lujo para ti relacionado con el mundo del viaje?
Para mí el lujo es estar en el lugar en el que me gustaría estar en cada momento. 

Hace poco estuve con un grupo en Ecuador conviviendo con los huaoranis en el Amazonas. Estuvimos con tres tribus y una de ellas nunca había visto un hombre blanco. Para mí eso también fue un lujo, el estar allí con ellos en aquel momento.

¿Cuál va a ser tu próximo viaje?
Regreso en pocas semanas a Siberia a convivir con los nenets y luego guío un grupo con el que voy a estar con los cazadores inuit en Groenlandia.

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Campamento nenet en Siberia. Foto: Francesc Bailón
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