dirigible torres quevedo
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Leonardo Torres Quevedo, el último renacentista español

Redacción

Haciendo honor al nombre de uno de las mayores figuras del renacimento italiano, Leonardo Torres Quevedo fue, al igual que Leonardo da Vinci en el s.XV, un científico pionero, innovador y un genio de la mecánica de su tiempo. Desarrolló numerosas patentes en el sector de los dirigibles, transbordadores y radiocontrol y es considerado el precursor de la Automática y de la Informática.

Torres Quevedo nació el 28 de diciembre de 1852 en la población de Molledo, en Cantabria. Su padre era ingeniero de caminos en Bilbao, donde ejercía de ingeniero de ferrocarriles. Estudió el bachillerato en Bilbao y más tarde completó sus estudios en París.

A su vuelta en 1870, la familia se instaló en Madrid, donde inició sus estudios superiores en la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, que acabó en 1876 siendo el cuarto en su promoción.

Aunque comenzó a trabajar en la misma empresa de ferrocarriles en la que trabajaba su padre, pronto inició un largo viaje por Europa para conocer de primera mano los avances científicos y técnicos de la época. En 1889 se instala de nuevo en Madrid donde prosiguió con sus estudios e investigaciones científicas.

En 1901 ingresó en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y, un año después, presentó un anteproyecto de globo dirigible a las Academias de Ciencias de Madrid y París. 

leonardo torres quevedo dirigible
Desde muy joven, Torres Quevedo heredó la pasión de su padre por la ingeniería

El proyecto de dirigible de Torres Quevedo solucionaba el grave problema de suspensión de la barquilla al incluir un armazón interior de cables flexibles que dotaban de rigidez al dirigible por efecto de la presión interior.

En 1905, con ayuda del capitán Alfredo Kindelán, Torres Quevedo dirigió la construcción del primer dirigible español en el Servicio de Aerostación Militar del Ejército situado en Guadalajara. En 1909 se finalizó con gran éxito y el nuevo dirigible, llamado España, realizó numerosos vuelos de exposición y prueba.

A raíz de este éxito, empezó la colaboración entre Torres Quevedo y la empresa francesa Astra, que llegó a comprarle la patente con una cesión de derechos extendida a todos los países, excepto a España. Así, en 1911, se inició la fabricación de los dirigibles conocidos como Astra-Torres. Algunos ejemplares fueron adquiridos por los ejércitos francés e inglés a partir de 1913, y utilizados durante la I Guerra Mundial en muy diversas tareas, fundamentalmente de protección e inspección naval.
 

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Una de las innovaciones del dirigible de Torres Quevedo fue incluir un armazón de cables flexibles desde donde se suspendía la barquilla. Fotos: Fundación Torres Quevedo
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Foto: Fundación Leonardo Torres Quevedo

En 1918, Torres Quevedo diseñó, en colaboración con el ingeniero Emilio Herrera Linares, un dirigible trasatlántico, al que llamaron Hispania, que llegó a alcanzar el estado de patente, con objeto de realizar desde España la primera travesía aérea del Atlántico. 

Por problemas de financiación, el proyecto se fue retrasando y fueron los británicos John William Alcock y Arthur Whitten Brown los que atravesaron el Atlántico sin escalas desde Terranova hasta Irlanda en un bimotor biplano Vickers Vimy en 16 horas y 13 minutos.

En la actualidad, los dirigibles que se siguen construyendo heredan concepciones del sistema trilobular patentado por Torres Quevedo.

En 1911, se inició la fabricación de los dirigibles conocidos como Astra-Torres. Algunos ejemplares fueron adquiridos por los ejércitos francés e inglés a partir de 1913, y utilizados durante la I Guerra Mundial en muy diversas tareas, fundamentalmente de protección e inspección naval.
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La popularidad de los dirigibles en aquellos años llegó al sector postal con numerosas postales y sellos inspirados en estas aeronaves gigantes
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La empresa francesa Astra compró la patente a Torres Quevedo y se empezaron a fabricar los dirigibles Astra-Torres. Foto: Fundación Torres Quevedo

Pero el interés de Torres Quevedo no se limitó a los dirigibles. A lo largo de su vida, este ingeniero patentó muchos más inventos como calculadoras , autómatas y transbordadores como el que se inauguró en 1916 sobre el río Niágara. Se trata de un funicular aéreo casi horizontal que une dos puntos diferentes de la orilla canadiense. El conocido como “Spanish Aerocar” sigue activo hoy en día, más de un siglo después de su puesta en funcionamiento.

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El transbordador aéreo del Niágara sigue operando más de un siglo después de su inauguración

Leonardo Torres Quevedo ingresó en la Real Academia Española y pasó a ser miembro de la sección de Mecánica de la Academia de Ciencias de París. Fue también elegido presidente de la Sociedad Matemática Española. Fue además un decidido partidario del idioma internacional esperanto. Este ingeniero de espíritu claramente renacentista murió a los 83 años en su casa de Madrid, al inicio de la Guerra Civil, el 18 de diciembre de 1936.

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