Fram: el barco polar que flotó sobre el hielo
Diseñado por Colin Archer para el explorador Fridtjof Nansen en 1892, el Fram incorporaba una estructura de casco redondeado y triple capa de madera dura, pensada para flotar al ser comprimido por el hielo, en lugar de ser aplastado. Su diseño permitió que se quedara atrapado en los hielos polares durante cerca de tres años (1893–1896), aprovechando esa situación para llevar a cabo estudios científicos sobre la climatología y oceanografía del Ártico.
Antes de partir hacia el Polo Norte, Nansen y su tripulación pasaron varios meses en Groenlandia, donde fueron entrenados por los inuit, aprendiendo técnicas tradicionales de supervivencia ártica: manejo de perros, esquí, desplazamientos por el hielo y, por supuesto, el uso del kayak. Esa enseñanza fue crucial: sin ella, no habrían sabido cómo mantenerse en ese entorno inhóspito.
- Disponía de un molino para generar electricidad. —
- Hoy está en el museo Fram, de Oslo, creado para mostrar el barco. —
- El explorador Fridtjof Nansen. —
- Maqueta del Fram atrapado por el hielo de Groenlandia. Foto: Gonzalo Gimeno.
Fridtjof Nansen, el explorador polar
El encargo que recibió Fridtjof Nansen fue, para su época, casi una temeridad: diseñar un barco capaz de resistir dos años atrapado en el hielo polar sin romperse, manteniendo a su tripulación con vida y condiciones para investigar. Nadie había construido antes un buque con ese propósito. Muchos lo consideraron una locura. Pero el objetivo era ambicioso: estudiar el clima y la oceanografía del Ártico desde dentro del hielo.
El resultado fue revolucionario. Durante la expedición, Nansen demostró que el hielo marino no se forma desde el fondo, como se creía, sino en la superficie. Midió por primera vez la profundidad real del océano Ártico, que resultó ser de más de 4.000 metros, y confirmó la existencia de una corriente polar que fluye desde Siberia hacia Groenlandia. Este descubrimiento, basado en restos de madera y fragmentos de la expedición estadounidense Jeannette, cambió para siempre la comprensión de las dinámicas del Ártico y abrió nuevas rutas de navegación.
A bordo, el Fram contaba con innovaciones eléctricas para su época: tenía baterías recargables con electricidad generada por una dinamo conectada a un pequeño molino de viento, que permitía iluminar la nave durante los largos inviernos polares. Era un ejemplo adelantado de autosuficiencia energética en condiciones extremas.
Con esta combinación de ingeniería avanzada, colaboración cultural y resistencia humana, el Fram no solo atravesó el hielo sin hundirse: rompió con la visión clásica de la exploración polar, demostrando que era posible convivir con el hielo y estudiarlo desde dentro mismo de su presión.
El Fram permanece hoy en el Museo Fram de Oslo, símbolo de una era puente entre la aventura, la ciencia y el aprendizaje respetuoso de las culturas locales.