Antártida, explorando el continente blanco

Londres, 1893. El profesor Sir John Murray ofrece una conferencia en la Royal Geographical Society sobre la expedición oceanográfica Challenger, que navegó en aguas de la Antártida entre 1872 y 1876. En su conferencia, Murray propuso la necesidad de organizar nuevas expediciones para “resolver las dudas geográficas pendientes en el Sur”.

Esa conferencia fue el inicio de lo que se conoce como la “Época heroica de la exploración de la Antártida”, que abarcó desde 1897 hasta 1922. Durante esos 25 años, numerosas expediciones y exploradores, motivados por un cierto romanticismo aventurero y patriotismo, se lanzaron con pocos recursos y muchas adversidades a explorar la Antártida y alcanzar el Polo Sur, hazaña que logró el noruego Roald Amundsen en 1911.

Un siglo después de esa época dorada de la exploración antártica, el denominado sexto continente ejerce una gran atracción para aquellos viajeros que ven la Antártida como quizás el destino más remoto e inhóspito del planeta. Sus glaciares, fiordos y fauna cautivan a todos aquellos que se animan a seguir las huellas de los grandes exploradores polares.

Este es el caso del explorador y escritor Patrick Woodhead que, en uno de sus viajes a la Antártida, se vio atrapado por una tormenta de nieve y tuvo que pasar unos días en el interior de una tienda esperando que amainase el temporal. Fascinado por las diferentes tonalidades y matices del blanco del paisaje antártico, decidió crear White Desert junto a su mujer, la también exploradora polar sudafricana Robyn Woodhead.