Ruta de burbujas de lujo por la Champagne
En 1668, el joven monje benedictino Dom Pierre Pérignon fue designado procurador de la abadía de Hautvillers, en pleno corazón de la región Champagne. Se dedicó durante toda su vida a ser el cuidador de la bodega del monasterio. Su espíritu innovador le hizo empezar a realizar pruebas mezclando vinos de Pinot Noir y Chardonnay.
A causa del gas provocado por la fermentación, al inicio las botellas explotaban con lo que ese primer vino transmutado en champán se le empezó a conocer como “el vino del diablo”, pero Dom Pérignon decidió hacer botellas con el vidrio más grueso para evitar ese problema.
El monje, conocido como “el padre espiritual del champagne” acabó triunfando en su empeño para transmutar el vino en champán, una bebida que empezó a ser muy apreciada en la corte del rey Luis XIV y que hoy es símbolo de lujo y exclusividad en todo el mundo. De hecho, fue este monje el creador del "método champanoise".
Con esta historia, frente a la abadía de Hautvillers, empiezo mi ruta entre viñas y brindis por “La Champagne”, una de las regiones más bellas de Francia, situada a tan solo hora y media de París.
Toda esta zona era una región que, hasta el s.XVIII, era conocida por la industria textil pero, la revolución industrial generó una crisis que hizo que muchas familias se pasasen a la producción de champán.
Reims es una de las principales ciudades de la región que pide ser descubierta paseando entre sus cuidadas calles y admirando los escaparates de sus tiendas de productos locales, a cual más apetecible, como las típicas galletas rosas de la “Maison Fossier”, que se elaboran con la misma receta desde 1756.
En esta ciudad, que cuenta con una de las catedrales góticas más emblemáticas de toda Francia y en la que fueron coronados todos los reyes de Francia entre los siglos XI y XVIII, me alojo en el Hotel Continental, una antigua mansión del siglo XIX, transformada en hotel en 1880 y que ofrece un ambiente acogedor y exclusivo en pleno centro de la ciudad.
Gran parte del subsuelo de Reims está formado por las famosas “crayères”, canteras subterráneas de caliza, a 25 metros de profundidad de donde se extrajeron en el pasado las piedras para construir los muros de la ciudad y que, en la actualidad, representan el espacio ideal para la elaboración del champán gracias a su temperatura de entre 8-12 grados y a su 96% de humedad constante a lo largo de todo el año.
Mi primera visita es a una bodega que lleva el nombre de una mujer fascinante: Veuve Clicquot, la primera dama del champagne. Barbe-Nicole Ponsardin Clicquot se quedó viuda con solo 27 años y heredó el negocio de vinos espumosos de su marido en una época en la que las guerras napoleónicas en Europa hacían difícil el negocio de exportación del champán.
Pero, en 1811, se vio un gran cometa en el cielo que Madame Clicquot interpretó como una señal de una buena añada y así fue como en 1813, consiguió sortear el veto del champán en la corte del zar de Rusia e introducirlo en lo que sería uno de sus principales mercados de exportación. La señal del cometa hizo que una estrella sea uno de los elementos del logo de este champán francés. El subsuelo de la bodega de Veuve Clicquot está formado por 476 canteras que recorren un total de 24 kilómetros que almacenan miles de botellas de uno de los mejores champanes franceses.
Esta mujer, de carácter fuerte e innovador, inventó en 1816 la célebre “mesa de removido” que permite colocar las botellas de champán con una inclinación determinada y removerlas a diario para clarificar el vino y liberar fácilmente el poso. Otra de sus aportaciones a esta bebida fue la creación de una nueva técnica para crear el “champagne rosé”. Si antiguamente se agregaban bayas de saúco o frutos rojos para “teñir” la bebida, Madame Clicquot mezcló un poco de vino tinto de pinot noir de Bouzy a su champán y creó así el método de ensamblaje que se utiliza hoy en día en todas las bodegas de la región.
Napoleón Bonaparte
Paseo vintage entre viñas
Nunca es demasiado pronto para una copa de champán y, en la localidad de Champillon, empezamos el día en la terraza mirador del Royal Champagne Hotel & Spa, con vistas a la campiña de viñas y rosales de la zona.
Champillon se encuentra en la misma ruta de Epernay , la localidad donde siempre hacían una parada los reyes de Francia en su ruta hacia Reims y también Napoleón cada vez que regresaba del campo de batalla. Será quizás por ello que en “Le Royal” el restaurante de este exclusivo hotel, que cuenta con una estrella Michelin, el interiorismo del salón se caracteriza por una escultura central de Napoleón, retratos de gran formato de sus mujeres y amantes una vajilla única decorada con las cartas de amor que Napoléon les escribía.
- Un hotel de 5 estrellas en el corazón de La Champagne. Foto: Royal Champagne Hotel&Spa —
- Todas las habitaciones cuentan con espectaculares vistas a las viñas. Foto: Tourisme en Champagne —
- En el interior del hotel, el restaurante "Le Royal" con una estrella Michelin e inspirado en Napoleón. Foto: LHW —
- Los platos del restaurante muestran las cartas manuscritas de amor de Napoleóna sus mujeres y amantes
El hotel está lleno de curiosidades relacionadas con el champán. Cuenta con la habitación 007 en la que se sirve el champán Bollinger, el preferido de James Bond. Descubro el salón “Fines Bulles” para eventos privados y en cada habitación, el teléfono cuenta con un botón muy especial donde pone “Champagne please” y que solo hay que pulsar para degustar y disfrutar alguno de los champagnes de la carta del hotel.
A la salida del Royal Spa Champagne, me espera una aventura entre viñas al más puro estilo retro. Subo a una furgoneta del conocido modelo “Estafette Alouette” que Renault fabricó entre 1959 y 1980. Paseo a bordo de este singular vehículo entre los viñedos y nos paramos, rodeados de silencio y de una infinita gama de verdes para disfrutar de un picnic a base de champán y galletas rosas de Reims e incluso descubro la técnica del “sabrage”, que consiste abrir una botella de champán con una especie de cuchillo especial que corta el cuello de la botella con un golpe seco.
Tras el aperitivo, nos espera un exclusivo paseo por Epernay. Allí, la exclusiva avenida de Champagne atrae cada año miles de visitantes atraídos por algunas de las bodegas de champán más prestigiosas como Moët & Chandon, Mercier, Pol Roger, Perrier-Jouët, etc. Bajo la avenida, más de 110 km de bodegas construidas en las canteras se entremezclan y permiten almacenar unos 200 millones de botellas de champán.
En esa misma avenida llena de elegantes casas señoriales, jardines y terrazas que invitan a degustar una copa tras otra de champán, visito la emblemática bodega de Moët & Chandon que Claude Moët fundó en 1743 y que tiene un total de 28 kilómetros bajo el suelo y cuya botella más antigua data del año 1869.
- Las bodegas Boiziel empezaron a elaborar champán en 1834 y aún conservan los autos de los años 30 que utilizaban para el reparto de las botellas —
- La sede de Moët&Chandon en la célebre Avenida Champagne, en Epernay —
- El subsuelo de Moët&Chandon consta de 28 kilómetros de bodegas en el interior de una cantera —
- Cartel publicitario de estilo art nouveau creado por Alfons Mucha
Dom Pérignon
Regreso a Reims donde me espera una última y sorprendente visita: la de las bodegas Pommery. El azul de la fachada del edificio principal de cuento de hadas es la antesala de un viaje mágico a través del subsuelo donde descubrimos entre las botellas una exposición de arte contemporáneo.
Como si fuera Alicia en el País de las Maravillas, desciendo los 116 escalones que me llevan de nuevo a las frías y húmedas canteras que, en esta ocasión, incluyen sorprendentes montajes y esculturas que me transportan a un universo onírico de sueños y fantasías. Una visita que pone un mágico y burbujeante toque final a mi viaje por La Champagne.
Joseph Perrier es la única bodega de la localidad de Châlons-en-Champagne, una localidad que descubro navegando por sus canales y que es conocida como la Venecia de la Marne.
Fundada en 1825, en la actualidad esta bodega sigue siendo gestionada por la sexta generación de la misma familia.
A diferencia de las demás bodegas que he visitado, esta no se encuentra en el subsuelo sino en el interior de una colina en la que, a través de un recorrido de 3 kilómetros, descubro que esta marca de champán fue la proveedora de la corte inglesa en la época de la reina Victoria, que actualmente aún sirven botellas a los lores de Carnarvon, en Highclere Castle o que, en el primer vuelo del Concorde entre Londres y Nueva York se sirvió champán Joseph Perrier.