Osa Johnson, casada con la aventura
"Las dificultades inesperadas constituyen el desafío y, al mismo tiempo, el encanto de la vida de todo explorador". Esta frase extraída de las memorias de Osa Johnson definen a la perfección la filosofía de vida de la que fue, junto con su marido Martin Johnson, pionera de los safaris y de los documentales de naturaleza en los felices años 20 del siglo pasado.
Osa Helen Leighty nació el 14 de marzo de 1894 en una pequeña ciudad de Kansas. En 1910 una amiga le presentó a Martin Johnson, un joven fotógrafo aventurero veinteañero que acababa de viajar al Pacífico Sur acompañando al escritor Jack London.
Osa quedó fascinada por las historias y aventuras en tierras remotas que le explicaba Martin y, aquel mismo año, se casaron. Fue así como, con solo 16 años, Osa abandonó la América profunda de su infancia y se embarcó en un periplo de siete años por el Pacífico Sur junto a su marido y un ligero equipo de filmación. Un hecho insólito para una mujer de la época cuyo destino era quedarse en casa cuidando de los niños y del hogar.
Osa y Martin Johnson se adentraron en selvas donde habitaban tribus caníbales que nunca habían visto un hombre blanco. Fruto de ese gran viaje, nació su primera película: En las islas de los caníbales del Pacífico Sur (1918). Después vendría Aventuras en la Jungla (1920) grabada en la isla de Borneo.
El éxito de crítica de estos films les llevó a convertirse en los pioneros en la filmación de documentales de naturaleza. Pero su golpe de suerte llegó cuando Carl Ethan Akeley, fotógrafo de naturaleza y taxidermista del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, necesitaba completar la sala africana del museo con algunas piezas y financió a los Johnson en una expedición al África oriental para filmar documentales y que la recaudación conseguida se invirtiera en nuevas piezas para completar la colección del museo.
Los Johnson vivieron durante 14 años en África su periodo de esplendor tanto profesional como personal. Sus documentales en los que aparecía siempre Osa, vestida de safari y rifle en mano enfrentándose a peligrosos animales les hicieron ganar mucha fama y prestigio.
Pese a que la caza de fauna era habitual, la buena relación que el matrimonio de exploradores supo mantener con las tribus locales, les permitió descubrir lugares inexplorados donde ningún hombre blanco había llegado antes.
Su mayor descubrimiento tuvo lugar en 1923. Llegaron a un lago situado al norte de Kenia, a los pies del Monte Marsabit, que bautizaron como Lago Paraíso. Regresaron a Estados Unidos y consiguieron financiación para una segunda expedición en África de la mano de George Eastman, propietario de la compañía de fotografía Kodak.
Así, en 1924 se establecieron en el Lago Paraíso durante 4 años creando un pequeño asentamiento en forma de poblado, que contaba con las comodidades de la civilización occidental, pero en un enclave remoto de Kenia.
En 1932 y, tras dos años de rodaje en Tanzania, Kenia, Congo y Uganda, estrenaron el que fue uno de sus documentales más célebres: Congorilla, la primera película sonora grabada enteramente en África La película sigue a la pareja a través de África mientras se encuentran con animales que caracterizan como amenazantes antes de una larga secuencia de la pareja con una comunidad pigmea.
África desde el aire
Siempre dispuestos a innovar, a Osa y a Martin Johnson se les ocurrió que el siguiente paso en su carrera cinematográfica consistía en grabar la fauna africana desde una nueva perspectiva: el aire. En 1932 consiguieron las licencias de piloto y compraron dos hidroaviones que les permitieron filmar las manadas de animales y alcanzar lugares remotos a los que era imposible llegar de cualquier otra manera.
Con todo este material estrenaron en 1935 Baboona, el primer documental aéreo de naturaleza y la primera película que se proyectó en un vuelo comercial.
El éxito de este documental y de la innovadora técnica de filmar desde el aire les animó a regresar a Borneo para filmar también la isla en sus hidroaviones. El resultado fue la película En las profundidades de la jungla de Borneo, estrenada en 1937.
Ese mismo año, durante una gira de conferencias que estaban dando en Estados Unidos, el vuelo que tomaron de Nueva York a San Diego se estrelló. Martin murió y Osa sobrevivió malherida al accidente.
Pese a volverse a casar por segunda vez en 1940, el recuerdo de Martin y de sus aventuras juntos durante más de 25 años, sumió a Osa en una profunda depresión de la que nunca se recuperó. La exploradora murió en 1953 a consecuencia de un paro cardíaco.
Para la posteridad quedarán las memorias de Osa, que publicó en 1940 bajo el nombre de “Casada con la aventura” y todos los documentales que Martin y Osa filmaron con una profesionalidad, rigurosidad, visión, innovación y creatividad inauditas para la época que les tocó vivir.
Su objetivo siempre fue ir un paso más allá y explorar lo inexplorado con el fin de mostrar al mundo algunos de los rincones más remotos y bellos de nuestro planeta. Y lo hicieron a través de la complicidad y el amor.