Vacaciones en el mar a bordo de un mercante
El barco ha sido históricamente el único medio de transporte que permitía abastecer aquellas islas y costas remotas o de difícil acceso del planeta. Hoy en día, algunos de esos barcos cargueros históricos se han reinventado y ofrecen a los viajeros una experiencia diferente y auténtica, alejada de la tradicional de los grandes cruceros que estamos acostumbrados a ver.
Navegando en un carguero por los Mares del Sur
Islas Marquesas…un paraíso soñado y vivido por artistas e intelectuales que a finales del s.XIX decidieron embarcarse en la aventura de buscar en la Polinesia Francesa la belleza natural, la inspiración y un estilo de vida exótico mucho más natural y relajado que el que imperaba en la encorsetada Europa de la época.
Al contrario de otras islas polinesias, las Marquesas no tienen una barrera de coral alrededor lo que hace que estén abiertas directamente al océano. Este hecho genera un paisaje de acantilados, bahías y playas de arena negra en contraposición a las lagunas azules y playas de fina arena coralina de sus islas vecinas. Denominadas por sus pobladores como “la Tierra de los Hombres”, las Marquesas están situadas 1.500 km al noreste de Tahití y agrupan 12 islas, de las cuales sólo seis están habitadas.
El escritor norteamericano Herman Melville, autor de Moby Dick, se embarcó en enero de 1841, a bordo de un ballenero rumbo hacia el Pacífico, vía Cabo de Hornos. Un año después, llegó a las islas Marquesas donde desertó del barco, seducido por la vida idílica de aquellas islas exóticas. Aunque regresó a Boston en 1844, su experiencia en los mares del Sur le sirvió como inspiración para varias de sus obras.
Si queremos emular las aventuras de Melville, a falta de ballenero podemos descubrir las Marquesas a bordo del Aranui 5, una embarcación que es mitad carguero y mitad barco de pasajeros y que realiza un circuito regular de dos semanas entre Papeete, Tahití y las Marquesas y que sirve como medio de transporte de mercancías a las pequeñas islas remotas.
El barco, con capacidad para 254 pasajeros, ofrece las comodidades de un crucero a pequeña escala pero a través de una experiencia mucho más cercana y singular. La historia del Aranui empezó en 1954 con el objetivo de transportar mercancías entre diferentes islas de la Polinesia.
En 1978, se añadió a su ruta de navegación la línea comercial hacia las islas Marquesas y, en 1984, el primer Aranui se adaptó para acomodar a los pasajeros, siendo durante muchos años el único barco que transportaba viajeros a las islas Marquesas, uno de los archipiélagos más desconocidos de la Polinesia.
A bordo de un barco postal por los fiordos noruegos
Noruega se extiende a lo largo de unos 2.700 kilómetros de norte a sur y es un país en el que existen grandes diferencias debidas a las distintas latitudes. Además, la comunicación no es fácil por tierra por la gran cantidad de valles, montañas y fiordos. Hasta finales del siglo XIX, durante el largo invierno noruego, todo el norte del país se encontraba aislado del resto del mundo.
El gobierno decidió que la única forma de acceder a las poblaciones de la costa norte de Noruega era mediante la marina mercante y, a partir de 1875, trabajó en el diseño de las primeras líneas regulares marítimas en la zona. El Hurtigruten (cuyo nombre significa “la ruta rápida”) empezó a navegar en 1893 como la primera línea regular que aseguraba el servicio postal entre el Sur y el Norte de Noruega durante todo el año. A principios de 1900 empezó a ofrecer salidas desde Bergen a Kirkenes, cerca de la frontera rusa, completando una ruta de 780 millas.
Ahora Hurtigruten opera 13 barcos que transportan carga y pasajeros a lo largo de la costa noruega, con 34 puertos de escala diarios. El viaje completo de ida y vuelta Bergen-Kirkenes-Bergen dura 12 días. Estos barcos están considerados entre los cruceros más sostenibles del mundo. A bordo no se admiten plásticos de un solo uso, se recicla la basura generada por todos los barcos y éstos funcionan en parte a base de biogás.
La gastronomía a bordo es otro de los puntos fuertes del Hurtigruten con el 80% de los productos utilizados procedentes de productores noruegos. Y tras la cena, no hace falta pasar la noche en vela para ver una aurora boreal ya que una alarma del barco te despierta para que no te la pierdas.